Si las fiestas de fin de año despiertan la bondad en la humanidad, las elecciones serían la analogía para los políticos. Es que en estas fechas, donde a pesar de ser una votación de medio término hace la diferencia, todos, inexorablemente todos, recuerdan el trabajo a destajo por los más necesitados. El manual indica que se debe visitar, sí o sí, barrios carenciados y alzar niños para la foto que recorrerá cuanto medio se haya contratado para su difusión. La imagen simulando trabajo y reuniones con el grupo que apoya esa candidatura es otro de los puntos fuertes para destacar, sobre todo cuando la agrupación no tiene propuestas claras para ofrecer.
En el medio de este desenfreno de sonrisas y abrazos de judas, de encuestas que dan los guarismos que el candidato contratante espera encontrar y una profunda decepción de la sociedad, las PASO ingresan en su etapa final. Son pocos los frentes que presentan un plan creíble de lo que posiblemente harán. Otros, asegurándose su insignificante apoyo en las urnas, prometen cosas imposibles de cumplir, porque luego no deberán explicar cómo harán para concretarlas. Están los que quieren seguir teniendo fueros, los que buscan la gloria mencionando sus conquistas alcanzadas en el pasado, los que se dieron vuelta y sufrieron una amnesia selectiva, los que siempre viven de la política y los que estando en el poder piden renovar la esperanza, a pesar de que no va del todo bien.
En otro párrafo del libro del buen político, se subraya que debe tener un conocimiento cabal y sino simularlo, de la realidad que vive la sociedad. Se enfatiza en que debe mencionarse en reiteradas ocasiones que “están caminando la calle y hablando con los vecinos”. Si tanto recorren las distintas localidades y barrios de la Argentina ¿por qué la calle está cómo está?. Droga, trata de blanca, delincuencia, desocupación y hambre son los principales temas que se dan en la calle, pero poco hacen para solucionarlo. Los principales problemas pasan por su lado, pero solo se hace algo ante un estallido de la opinión pública. Por supuesto que el oportunista que lea primero el mensaje acompañará enfáticamente el pedido, no importará si tiene las herramientas para hacerlo, alcanzará para posicionarse un poco mejor en la consideración del electorado.
En este apretado resumen de las acciones que debe llevar adelante un candidato para intentar un buen resultado, es indispensable recordarle que pasado este tiempo, olvide a quienes lo eligieron y siga con su vida normal. Al final hay que hacer esto dos veces cada dos años.
Tristemente, la vida de los argentinos no puede esperar más para comenzar a recuperar parte de la grandeza perdida, las promesas de campaña ignoradas, del desaliento constante por ver como todos engañan para captar voluntades y la desilusión posterior tras observar como todo sigue su curso natural. Sería muy bueno que de una vez por todas, esta serie de consideraciones pasara a integrar la cartelera de malos recuerdos y que los actores intervinientes se unan para sacar el país a flote, dejando mezquindades y egos de lado. Nos reencontraremos en siete días con la certeza que lo único que se ha ratificado es la consolidación de la democracia. ¡Hasta el próximo lunes!
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