Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo
Nuestra Argentina es un país en decadencia. Sólo basta señalar que hemos estado gobernados por doce años por un matrimonio psicópata y muchos de sus seguidores hoy lo seguirían hasta el sepulcro. Tal el grado de enfermedad. Es más, a muchos de los que les encantó vivir esa docena de años de pura fiesta, hoy se sienten “traicionados” por el actual gobierno porque les quiere hacer pagar aquella orgía.
No estaba errado Ortega y Gasset cuando decía que “la política es la punta del iceberg, es lo que sobresale. Debajo de ella está la totalidad de la sociedad”. Esto de que a muchos argentinos aún no les cierren las denuncias de corrupción, de coimas obscenas, a pesar de las pruebas y testimonios que aparecen por doquier, demuestra la hipocresía que existe en nuestra sociedad y porqué estamos como estamos.
A sabiendas, por error, omisión o comodidad muchos han dejado tierra libre a un ejército de ladrones, políticos y empresarios, con sus dos generales a la cabeza.
Aun se puede hacer algo, pero si no hacemos nada, las generaciones venideras nos señalarán –con justicia- como cómplices de un sistema que arrasó hasta los cimientos la posibilidad de desarrollo de nuestro país, los condenó a la miseria y empoderó a malhechores en los tres Poderes que deberían ser salvaguardas de la República.
Una de las muestras más patéticas de confusión y de desencanto es la falta de referentes. Hasta ahora, en vez de referentes, hemos buscado o aceptado delincuentes. Construir referentes es una tarea colectiva. Debe venir de una sociedad nueva, que surja después de este Purgatorio que hoy estamos viviendo tras abrirse la Caja de Pandora, conteniendo lo peor que haya concebido una sociedad extraviada.
Referente es aquel que nos muestra la dirección de los tiempos, es el que tiene la capacidad de proyectarnos hacia el futuro, de comprender el presente y de transformarlo en oportunidad. Necesitamos saber qué país podemos ser, y esa tarea no se la puede dar a cualquiera. Esa tarea la hacen sólo aquellos que tienen la idea apropiada que conduzca a un pueblo, de manera dialogada y concertada, hacia su mejor realización.
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