Con una publicidad de cuatro páginas en el Daily Mirror, Philip Morris
desafía a sus clientes a dejar el tabaco en 30 días. Les pide que dejen
de fumar. En realidad, tiene en la mira la nueva orientación del negocio:
el objetivo es aumentar sus ingresos por el consumo de cigarrillos electrónicos.
El nuevo giro comercial no ha sido bien recibido por autoridades sanitarias y especialistas médicos.
La empresa se comprometió, de todos modos, a mantener la venta de los cigarrillos tradicionales para esos mil millones -dijo- que aún fuman en el planeta.
Hace semanas, en el marco de la Asamblea General de la ONU, el consejero delegado de la compañía estadounidense, André Calantzopoulos, propuso un “futuro donde los cigarrillos son eliminados” y reemplazados por productos electrónicos “sin humo“. “No estoy diciendo que sea seguro, o la solución perfecta, pero la ciencia respalda que estas alternativas son mejores para los fumadores“, dijo. Reconoció que “la mejor elección es no comenzar nunca”. Aseguró que el cigarrillo electrónico es una alternativa “viable y eficiente” para los fumadores, fruto de años de desarrollo y evaluación científica.
Sin embargo, para muchos, el cigarrillo electrónico es un modo de iniciarse en el consumo. Peor aún, en estos momentos ya es una “epidemia”: los jóvenes actualizan los dispositivos como si fueran celulares. Lo advirtieron expertos en un foro internacional que se hizo en Buenos Aires.
El cigarrillo electrónico está prohibido en Argentina. Aún así, cada vez se usa más. Los referentes de sociedades latinoamericanas y europeas, en el contexto del 46° Congreso Argentino de Medicina Respiratoria, debatieron sobre si el cigarrillo electrónico sirve para combatir el consumo de tabaco. Vapear -en contraposición a fumar los cigarrillos convencionales- no tiene nada de sano, dijeron. Incluso advirtieron que es más peligroso porque se está convirtiendo en un fetiche-tech para los jóvenes.
“Como si fuese un iPhone“, aseguran, en lugar de dejar el hábito “actualizan los dispositivos”. Además, al ser electrónicos y estar “tuneados” con personajes (por ejemplo, Hello Kitty) llaman la atención de los muy niños y adolescentes argentinos.
El concepto instalado por una investigación reciente del Colegio Real de Médicos de Gran Bretaña -que fue presentado en agosto en la Fundación Favaloro- es que es un 95% menos dañino. Precisamente, que el electrónico ha logrado producir sólo el 5% del daño que el cigarrillo de combustión. “Pero ese 5% mata”, se dejó en claro.
Precisamente porque el tabaquismo mata, la Fundación SALES y otros 10 organismos de la sociedad civil han iniciado la recolección de firmas para que las autoridades ratifiquen -después de 15 años de firmado- el Convenio Marco de la Convención para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se puede firmar en la página www.juntoscontraeltabaco.com
Gustavo Zabert, presidente de la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT), quien participó recientemente como coautor de un documento de cigarrillo electrónico en jóvenes, alerta sobre la posibilidad de que se replique lo que sucedió en Estados Unidos. “Por primera vez desde 2014, aumentó el consumo de tabaco por el cigarrillo electrónico. Es que apuntan a los jóvenes, en marketing, en exposición, en lo atractivo que les parece. Por la forma en que se vende acá, aunque esté prohibido, estamos perdiendo la batalla“, sentencia.
El producto que más éxito tiene en los jóvenes argentinos es el Juul, que se conoce como el “tabaco de Silicon Valley”. Su valor va de los 3.600 a 4.000 pesos y la caja de Juul Pods (los cartuchos) está en 900 pesos.
La autoridad sanitaria de EE.UU. advirtió que el cigarrillo electrónico ya es una “epidemia”.
“Los jóvenes no lo están usando para dejar de fumar sino para iniciarse“, explicó un experto. (www.cancerconciencia.com.ar)
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