Mendoza, la de los afectos

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hace 72 horas, durante una cena con un grupo de amigos en la ciudad de Mendoza, uno de ellos me preguntó cuántos años llevaba trabajando en la Asociación de Cooperativas Argentinas y qué significaba para mí. Enseguida le respondí emocionadamente que para mí era mi otra familia, la parte que me completa.

 

Esa noche, cuando apoyé la cabeza sobre la almohada y pensando en la pregunta de Damián, experimenté la satisfacción de que si volviera a nacer recorrería los mismos caminos que he recorrido. No porque me haya ido excelentemente bien, sino porque cada paso dado en el ascenso -no exento de dificultades, obstáculos y errores- fueron peldaños que me ayudaron a desarrollarme y, a través de la experiencia, intentar no repetir los mismos errores.

 

En algún momento de mi vida también comencé a soltar el pasado, para que no me robe el presente. Es cierto que no se puede modificar los hechos, aunque sí revisarlos y aceptarlos, para poder perdonar y perdonarnos.

 

Ya estoy a una altura de la vida en que no tolero lo que no quiero; o recordar aquello que se perdió en la vorágine de mi existencia. Hoy es el momento de disfrutar de las pequeñas grandes cosas que, por ejemplo, me brindó este viaje a Mendoza: encontrarme por segunda vez en el año con mi hija y mis nietos, disfrutando de su compañía y siendo recíproco en afectos. Tampoco me fue ajeno -aunque a la distancia- el cariño de mis otros hijos, que me cuidan disimuladamente.

 

También, ya en la faz laboral, reencontrarme con queridos y entrañables amigos ganados en la práctica cooperativa, tal el caso de Damián que, con curiosidad y respeto, quiso saber por qué disfruto tanto y me apasiono con mi trabajo.

 

Mendoza, la tierra del sol y del buen vino, esta vez puedo afirmar que, si bien no hubo tanto sol, sino días fríos y grises, reafirmó su condición de cultivadora de buenos vinos, algo que también reunió a un buen puñado de amigos deseosos no solo de capacitación para mejorar la gestión de las cooperativas que administran, sino también de esos abrazos que estuvieron ausentes debido a la pandemia.

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