Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Las imágenes hablan por sí solas, no hay demasiado lugar para debates, conclusiones, cualquier análisis superficial es suficiente para entender el grado de degradación en el cual estamos insertos como sociedad y la política y todos sus actores, son los principales responsables del lugar donde nos encontramos, porque sin dudas, quienes gobiernan por un lado y quienes buscan gobernar por otro, ayudan de cierta manera a que el caos, el enojo, la insatisfacción general, reine por estos días.
Claramente no se trata de un problema de hambre, es cierto que la Argentina en los últimos meses erosionada por una inflación jamás vista –al menos a lo largo del tiempo en esta escalada-, una economía errante y una incertidumbre total, si bien hay índices de pobreza también nunca vistos en el país, el hambre no es el causal de los saqueos, los robos, los actos delictivos y todo lo que hemos visto en estos días, donde la anarquía, la apatía de una policía harta de que la culpen de todo y un gobierno inexistente que ya le ha sacado ventajas inalcanzables a cualquier peor gobierno que hayamos tenido, han sido la combinación exacta para que la mirada en el espejo “nacional” de vergüenza por donde se la mire.
Pedirle coherencia, autoridad, orden, democracia o cualquier otra cuestión útil para la ciudadanía a este gobierno, sería tiempo perdido. Pero hoy todos los demás candidatos, más allá de querer prácticamente agarrarse de los pelos para ganar las elecciones, deberían en algún momento llamarse y llamar a la reflexión a todos, para calmarnos, para entender que no es el camino, pero claro, como pedirle a una sociedad que se calme, cuando uno está a los gritos, otro miente todo el día y así nadie se escucha, la gente no está incluida en esta alocada carrera, por llegar al gobierno, el plan “llegar” de Cristina, Alberto, Massa y cia, también parece adueñarse de Milei o de Bullrich, parecería que lo que importa es llegar, después vemos. Triste futuro nos espera en estos próximos meses.
Hoy vemos como miles de Uruguayos vienen a nuestra tierras casi sorprendidos, que el país que ellos durante años vieron como su brújula, hoy llegan aquí hasta para hacer un cambio de aceite que les queda “5 a 1”, a ese grado de destrucción llegó nuestra moneda, empeñados en creer que la fábrica de billetes era la solución para un problema que solo estábamos dejando crecer una y otra vez.
Una y otra vez hemos escuchado que podríamos alimentar a varias Argentinas, pero una y otra vez escuchamos a algunos gobiernos decir, que nos tenemos que comer todo lo que producimos, que hay hambre, porque exportamos. Vaya paradoja, una y otra vez, tenemos stock de sobra en carne, en trigo, en leche, y sin embargo nuestros productos salen cada vez más caros en el consumo interno, exportamos cada vez menos, pasamos cada vez más hambre y producimos año tras año, más debajo de lo que estábamos 50 años atrás. Vaya paradoja también, todos dicen que nuestros agricultores, su conocimiento y el uso de la agronomía y su tecnología, son de las más avanzadas del mundo. En ganadería, no hay quien llegue a la Argentina y no repita que tenemos la mejor genética del mundo, o no existe quien se levante de una mesa tras comer nuestra carne y no deje de repetir que comió el mejor bife del mundo. Entonces qué es lo que estamos haciendo mal? Es muy claro, políticas y gobierno, es nuestro peor enemigo y sin dudas, las ideas de los últimos 50 años, no nos han ayudado en absoluto.
Estamos en lo más profundo de una crisis por lo cual es el momento de comenzar a levantarnos, pero claramente no quedan dudas de que con las ideas y las políticas que nos han traído a este grado de denigración total en todos los aspectos habidos y por haber, no es el camino. Podrá haber otros con equivocaciones y con errores, pero este –el populista, demagógico, el de los derechos sin obligaciones, el de la anarquía y el de la mentira y la corrupción- no es el camino, ya no más.
Es tiempo de levantarse y el campo siempre es quien siempre está en condiciones de volver a empezar. Pongamos lo que haya que poner y comencemos de una vez por todas.
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