Las Cajas de Pandora

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Las actuales autoridades han comenzado a asomarse a las Cajas de Pandora del kirchnerismo y empezaron a aparecer todos los chanchullos y, por supuesto, a dar respuesta a muchas de las preguntas que se venían haciendo desde hace tiempo a esta parte los ciudadanos de a pie.

 

Políticos de todos los colores; gerentes de la pobreza que se denominan pomposamente “dirigentes sociales”; sindicatos; funcionarios públicos; organismos públicos incompetentes cooptados por militantes ineptos, pero con sueldos astronómicos, son el resultado de un Estado corrupto, incompetente, nepotista y clientelar.

 

Estos 40 años de democracia, después de la oscura noche de la dictadura, no han servido para demostrar lo valioso de las instituciones de la República y el poder del diálogo para consensuar políticas públicas, pensando en el desarrollo del país. Por el contrario, aumentamos la decadencia económica, social y política.

 

Todos los que hoy están gritando y saliendo a patotear, no sólo estuvieron callados mientras gobernaba gente de su mismo signo político o afín, sino también llenándose los bolsillos con el dinero de las Cajas de Pandora que ahora comienzan a aparecer ante el ojo investigador de la nueva administración e importándoles poco la suerte de quienes dicen representar.

 

Los ciudadanos de a pie estamos desnudos y a la intemperie, pero aquellos que siempre hemos hecho de la palabra y de nuestra acción democrática un credo, aun conservamos la dignidad para señalar con el dedo y enrostrar el travestismo político despreciable y autoritario de aquellos sectores dirigenciales que se embanderan como demócratas de la primera hora cuando les descubren sus trapos sucios y la tierra bajo la alfombra.

 

Cuenta la mitología griega que cuando Pandora abrió la tinaja para ver qué había adentro, pese a que tenía instrucciones de no destaparla, se escaparon de su interior todos los males del mundo. Sin embargo, cuando atinó a cerrarla, solo quedaba en el fondo Elpis, el espíritu de la esperanza, el único bien que los dioses habían introducido en ella.

 

Por eso destaco que a pesar de los males que se pongan al descubierto por los auditores de cada una de estas cajas negras de la política, nos queda la esperanza de la justicia. De allí que muchos ciudadanos de a pie aun sintamos íntimamente hacer realidad ese dicho que indica que “la esperanza es lo último que se pierde”.

Escribir comentario

Comentarios: 0