Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo
Argentina requiere más renovación y cambio, y no hablo del ala alfonsinista de la Unión Cívica Radical. Argentina requiere de una nueva rebeldía que cambie la vieja política, llena de pícaros, atorrantes, mentirosos, ladrones y corruptos -salvo algunas muy pocas excepciones- y cuya morada es el “Honorable” Congreso de la Nación.
No es la primera vez que lo digo. Desde 1983 hasta la fecha el sistema no ha querido ser cambiado. Los nada honorables representantes del pueblo y de las provincias han logrado a través de sus artimañas profundizar la degradación de una de las instituciones claves de la República.
Estos representantes se refugian en palabras como reforma, cambio, renovación, transparencia, austeridad, pero solo para confirmar aquello de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
Vivimos en un mundo que desprecia a los ignorantes, y ellos son nuestros referentes en los espacios de decisión. ¡Así nos va!!! Estos son los que manipulan y usan al Congreso a su propio placer, amoldando las leyes a su gusto, concediéndose abultadas dietas y poniendo piedras en el camino, disfrutan con su estrechez mental del caos en el que colocan al país en su conjunto.
Por un sistema de listas sábanas hemos elegido a personas de dudosa procedencia como nuestros representantes en el Congreso de la Nación y, ahora debemos tolerar que sean ellos los que marquen la conducta de todos, buscando que nos parezcamos en su forma y fondo al modelo de conducta que ellos pregonan con sus acciones.
Lamentablemente, ellos son los que subirán o bajarán el pulgar a la hora de una profunda reforma en el sistema electoral que deje de lado las listas sábanas. Una vez más, la vieja y mañosa política meterá la cola y arruinará cualquier propuesta de transformación del statu quo existente. Y acá, los ciudadanos de a pie debemos ser firmes, audaces y contundentes al peticionar, a pesar de lo señalado, una nueva manera de elegir a los representantes de ambas cámaras del Congreso de la Nación.
En esa reforma está la clave para comenzar a construir un país diferente, porque no hay nada más criminal como dejar que el Congreso de la Nación sea una cueva de ladrones.
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