El talento está intacto

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

La escena es extraña pero a la vez motivadora. El corredor colmado, productores, técnicos, economistas, periodistas, promotoras y vendedores se entremezclan con personal del hotel que va y viene atendiendo a todos, el número de concurrentes sin dudas sorprende, es hora y una de las encargadas de la organización pasa “tañendo” una campana como si fuera el mercado, como si las ventas estuvieran a punto de comenzar: el llamado al inicio de la próxima disertación provoca un bullicio y poco a poco el “star” del Hotel Sheratorn va poniéndose en silencio, la vida se traslada a cada uno de los salones.

 

En el piso 12 la cadena debate sus cuestiones, con diferencias, cada uno defendiendo lo suyo, pero todos convencidos de que hay que producir, como sea y lo que sea: los dueños de casa entendiendo que “acopiando” a todo el resto, son el nexo necesario para que los que producen, lo hagan comprendiendo las necesidades del mercado, mientras que los exportadores con su mirada lejana y muchas veces “por encima” del resto no siempre entienden que para que ellos funcionen, hubo alguien que puso todo en la previa, mientras que los que manejan el mercado interno y molinero, tienen muy claro su papel de víctimas, cuando nunca lo han sido ni lo serán, pero son sabedores que a la hora de los números en un país puesto a competir, sus chances son solo ofreciendo, parte de la rentabilidad que siempre han tenido.

 

En el salón del primer piso las semilleras explican sus avances, mostrando que esa misma propiedad que reclaman, tiene cientos de horas de ensayos, decenas de potreros, discusiones y pruebas con errores de todo tipo y color. Las firmas que componen los productos para tratamientos saben que su camino es limitado, con valores cada día más presionados, con una mirada ambiental que tiene la vista fija en ellos, con biológicos que avanzan campaña tras campaña y comprendiendo que las moléculas, hay que cuidarlas como oro, los desafíos todos los años regalan resistencia, mal uso y dosis que complican los futuros ambientes.

 

La sala principal es el ámbito más científico, allí quienes recorren kilómetros de potreros, muestran sus trabajos, a carpeta abierta todo es puesto en la vidriera, acá no hay mejores ni peores, hay resultados y asesores y productores, deben hacer sus propias elecciones, no existe ni campo, ni lote, ni clima, ni bolsillo, ni estrategia, que se parezcan, hay una para cada uno de ellos y allí estará la inteligencia de la decisión tomada.

 

A Todo Trigo tras 20 años de existencia, es el ejemplo más puro de cómo un verdadero ejército de emprendedores, hacen los imposible por producir, sin pedirle un solo centavo a un Estado, que al menos esta vez no vino al Congreso, anunciando nada. Eso, fue más que suficiente para que muchos se llenaran de tranquilidad, sabedores que cada versión del Congreso, siempre traía el lastre de cierre de mercados, retenciones, Roes y la peor versión de una Argentina que siempre estuvo dispuesta a implosionarse.

 

“Lo que nos sobra es talento, solo falta ponernos de acuerdo” fue la frase del final de la charla de uno de los grandes animadores que año tras año, trae consigo no solo conocimientos, sino una enorme “emocionalidad” al dejar todo en la cancha, frente a ese enorme estrado. Parece increíble como tras una campaña de maíz que parece un dolor de cabeza, ya estén todos pensando en una nueva siembra, en un próximo futuro inmediato, previo “entierro” de miles de millones de dólares, entre semillas, gas oil, insumos, mano de obra, maquinarias, donde solo el funcionamiento perfecto desde esa siembra hasta un FOB o un acopio, mueven una economía gigantesca y sin embargo, deben soportar todo el peso una vez más, de enmendar los miles de errores de una política de país que debería desaparecer para siempre.

 

El campo siempre estuvo, está y estará dispuesto, a dar la otra mejilla. Ojalá esta vez como tantas otras veces, no le fallen.

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