La actualidad de Juan Bautista Alberdi

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

En los últimos meses el presidente de la Nación viene citando a Juan Bautista Alberdi, uno de los librepensadores más influyentes del siglo XIX y el máximo representante del liberalismo hispanoamericano, tanto por ser uno de los pioneros en el idioma español como por su grado de influencia póstuma en la política económica y jurídica en la historia de nuestro país.

 

La figura de Alberdi se agiganta más al ser quien escribió “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, cuyo texto fue incorporado en la Constitución Nacional de 1853.

 

El pensamiento de este tucumano mantiene sorprendente actualidad. En una de las tantas lecturas que se puede hacer de sus obras, señala que “la inexperiencia, la inestabilidad, la discordia, la sucesión continua del personal del gobierno, los disipa y maltrata en consumos locos, inútiles y estériles. Las deudas van creciendo con los gastos. Las obligaciones y deberes y apuros, con las deudas. Las exigencias de recursos, con los apuros. Y el pueblo, que ve todo eso y se percibe que todos los recursos que disipa la mala conducta y la ignorancia de su gobierno salen de su bolsillo, empieza a sentir la necesidad de ver por quiénes y cómo son gobernados, administrados y empleados los recursos económicos de su poder público y colectivo”. Estos conceptos vienen como anillo al dedo para explicar lo que está pasando en muchas de nuestras provincias y lo que ha pasado en esta materia en los gobiernos nacionales anteriores.

 

En otro orden, el Alberdi del siglo XIX le habla al argentino del siglo XXI señalándole que nuestra “calamidad consiste en la falta de hombres de Estado, de ciencia y de experiencia política, de práctica de administración moderna, libre y nacional”. Y advierte la “sarasa” de los políticos que llegan al gobierno al destacar: “El país tiene una literatura política elegante, fraseología viva, verbosidad inacabable, en el fondo de la cual no hay nada sino presunciones, suficiencia y falta de sentido práctico de los pueblos sajones en materia de gobierno y de negocios políticos”.

 

Alberdi considera que “el gobierno es una necesidad de civilización, porque es instituido para dar a cada gobernado la seguridad de su vida y de su propiedad. Esta seguridad se llama y es la libertad. Y es más noble y santo en sí mismo cuando llena su deber esencial, que es proteger la seguridad de la vida y de los bienes de todos y cada gobernado, sustancia y meollo de la libertad. Esa protección tiene un costo, tiene un precio. Este precio es el impuesto. Este es el noble y santo precio con que cada gobernado paga la seguridad de su vida, persona y bienes al poder constituido para dar esa seguridad. El gobierno que deja de darla y recibe el precio que no da, es un ladrón, en la moral de las finanzas, sin perjuicio de lo demás que es en la moral política”.

 

Hasta aquí algunos conceptos emanados del pensamiento de este gran argentino que traemos desde el siglo XIX a nuestros días, donde los males que Alberdi denunciaba en su época se agravaron aún más y en forma alarmante en la actualidad, en que los gobiernos no solo no brindan adecuadamente servicios esenciales de seguridad, educación y salud, sino que su voracidad impositiva va creciendo.

 

Juan Bautista Alberdi sigue preguntando desde la eternidad, ¿Cuándo llegará la hora en que se deje de medrar a costa de los sacrificios del pueblo?

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