Padres que imprimen, una buena elección

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Para un ganadero elegir un buen padre significa asegurar el futuro de su rodeo, porque será capaz por un lado de asegurar la descendencia, porque en él se busca la capacidad para “imprimir” rasgos y caracteres deseables, su uso va a corregir algunas cuestiones, mejorando seguramente características y defectos, pero sobre todas las cosas, asegurarse un buen padre, es lograr que el rodeo y el campo crezcan.

 

Su temperamento es fundamental, deberá ser lo suficientemente dócil para que no resulte imposible el trabajo, ese equilibrio entre carácter como padre, imponiéndose en el rodeo, encontrando las mejores madres, siendo líder en su grupo, un liderazgo que no implique el disturbio con sus pares, donde su fortaleza, no signifique ni el castigo ni la disputa con ningún otro. Firmeza, pero con la capacidad de que su autoridad no sea contraproducente.

 

Un buen padre debe “imprimir” ya que su descendencia llevará gran parte de su “sello”, por eso fue seleccionado, para dejar una huella que trascienda, que quienes recorran el potrero sepan que “él pasó por ahí”, porque sus hijos tendrán sus rasgos, porque seguramente sus virtudes estarán más marcadas aún en sus propios hijos, esa es la gran cualidad de un padre que tal si fuera un maestro, debe ser superado por quienes lo proceden.

 

No debe flaquear, porque seguramente deberá enfrentarse a situaciones difíciles, a veces es el clima, ante una sequía o una inundación, el deberá estar preparado y allí será su templanza la que le permita llevar a cabo sus objetivos para los cuales fue elegido, la debilidad, la pereza, la falta de actitud, no son compatibles para un entorno donde los desafíos, son constantes, donde la naturaleza día tras día, impone obstáculos, un buen padre, tiene que tener la capacidad de adaptarse porque esa llamada “rusticidad”, también se hereda y será un carácter muy deseable en su progenie.

 

Sus datos son importantes, porque forman parte de su currícula, porque allí en su ADN están parte de los secretos que quienes busquen superarse, encuentren en esa información los datos suficientes para que la elección haya sido la correcta. ADN dije? Cuánto de eso habría que mirar, cuánto habría que aprender de esa información, ese verdadero espejo que nos permite entender de dónde vienen los rasgos, las actitudes, las formas, los defectos y por que no, algunas “mañas” que sin ese dato, no podrían explicarse.

 

Seleccionar un buen padre es algo que todo ganadero, sabe hacer, porque la vida misma ha sido la escuela de cómo hacerlo, de como entender el ciclo, de como intentar superarse cada día, mejorando su rodeo. Porque en definitiva, todo lo dicho, todo lo visto, todo lo aprendido, es la vida misma, es el mismo aprendizaje que como padres, como hijos o como tutores de otros hijos, nos ha enseñado el camino, nos ha marcado, nos ha corregido, nos ha permitido observar a otros y aprender, por eso muchas veces, el padre es el ejemplo a seguir.

 

Porque todos hemos enfrentado los desafíos, hemos templado nuestro carácter, aprendiendo cuando ser firmes o cuándo tiernos y conciliadores. Porque también, en nuestro ADN están los datos para nuestra “progenie”, están almacenadas las generaciones que nos trajeron hasta aquí, para intentar corregir viejos errores aunque a veces los repitamos, allí está el desafío, de ser mejores a quienes nos precedieron.

 

Un buen padre, es un buen padre en el rodeo, en la familia y en la vida misma. Cuando vuelvas a pensar en elegir un buen padre, simplemente pensa en el tuyo, seguramente allí tendrás respuestas para recordar gran parte de las enseñanzas, que ya tenías y que estaban esperando allí, para volver a expresarlas.

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