Vivimos una gran mentira

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Recorrer los diarios digitales cada mañana, en mi caso, es una rutina. La Tablet reemplazó hace mucho tiempo al diario de papel, que nunca sabías dónde acomodarlo cuando tenías la taza de café, las tostadas, el queso crema, la mermelada y alguna fruta desparramados en tu espacio de desayuno. Ahora, gracias a la tecnología -aunque se añora ese olorcito del papel de diario- se puede ordenar mejor la lectura en medio de la principal comida que deberíamos tener los seres humanos.

 

De pronto, una nota me llama la atención. El título tiene gancho: “Estuvo 178 días en el espacio y lo que vio dejó impactados a todos: ‘Vivimos una mentira’”. La frase es del cadete espacial de la NASA, Ronald Garan, quien en una entrevista quiso decir que su perspectiva espacial le permitió ver otro orden en el criterio de las necesidades humanas.

 

Dijo: “Cuando miré por la ventana de la Estación Espacial Internacional, vi destellos de tormentas eléctricas que parecían sacados de un paparazzi, vi cortinas danzantes de auroras que parecían tan cercanas que era como si pudiéramos extender la mano y tocarlas. Vi la increíble delgadez de la atmósfera de nuestro planeta. En ese momento me di cuenta de que esa capa tan fina como el papel mantiene con vida a todos los seres vivos de nuestro planeta. Vi una biosfera iridiscente llena de vida”.

 

Pero su conclusión llamó la atención al tratarse de un astronauta experimentado de la NASA, cuando señaló: “No vi la economía, pero como nuestros sistemas creados por el hombre tratan todo, incluidos los sistemas de soporte vital de nuestro planeta, como una subsidiaria de propiedad absoluta de la economía global; es obvio, desde el punto de vista del espacio, que estamos viviendo una mentira”.

 

La propuesta del astronauta sugiere que cambiemos el orden de los pensamientos: pasar de pensar en economía, sociedad y planeta, a planeta, sociedad y economía, para continuar nuestro proceso evolutivo.

 

Según la nota la declaración de Ronald intenta demostrar que lo más primitivo de nuestro Planeta es lo importante en estos momentos, a causa de la contaminación ambiental y el cambio climático. Y concluye con una frase de este cadete espacial: “No tendremos paz en la Tierra hasta que reconozcamos el hecho básico de la estructura interrelacionada de toda la realidad”.

 

No sé si será tarde o estaremos a tiempo, pero se hace preciso marcar una nueva agenda humana. Me pregunto y les pregunto: ¿atacaremos o seguiremos manteniendo este statu quo del umbral biológico de la pobreza que observamos en muchos países y muy en especial en el nuestro? ¿De qué manera nos estamos preparando ante posibles nuevas epidemias? Los interrogantes son muchos, las respuestas son escasas. El árbol no nos permite ver el bosque… Y seguimos viviendo alegremente, como dijo Ronald Garan, una gran mentira.

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