¡Feliz día, Amigo!

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

La amistad no tiene fecha de nacimiento ni de vencimiento. Es simplemente el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con alguien, que nace y se fortalece en el trato.

 

Nuestra infancia, adolescencia, adultez y vejez siguen acompañada por amigos. Pocos o muchos, no importa la cantidad, pero sí la calidad y la calidez que encontramos en ellos.

 

Cada uno ha entrado en nuestras vidas por distintas circunstancias: juegos, estudios, trabajos, encuentros circunstanciales. La lista es extensa, pero ese sentimiento se manifiesta cuando nos abrimos, escuchamos, compartimos, dialogamos, respetamos, valoramos, sentimos… Nada nos impide ser. Somos únicos e irrepetibles como nos presentamos. No necesitamos posturas grandilocuentes para tener amigos. Somos como somos y nos brindamos como tales.

 

¿Cuántas veces no hemos dormido bien cuando hemos tenido algún intercambio brusco de palabras con un amigo durante alguna actividad, o no nos ha gustado algo que realizó? Pero si esa amistad es fuerte, nada impide que al día siguiente hagamos borrón y cuenta nueva. Y esto me remite a un hermoso cuento Sufí, esos cuentos cortos que nos dejan siempre alguna enseñanza:

 

“Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto. En un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro.

 

El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:

 

– Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro

 

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomo un estilete escribió en una piedra:

 

– Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida.

 

Intrigado, el amigo preguntó:

 

– ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?

 

Sonriendo, el otro amigo respondió:

 

– Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo”.

 

¡Feliz Día del Amigo!

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