Normales, la fe como único tratamiento

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

"Qué hacés normal?" Dice una y otra vez en sus presentaciones, un influencer de redes, dedicado a la motivación personal, al cambio de ideas y al impulso del éxito profesional para muchos que tal vez, “pasan su vida como autómatas”- dice en sus “reels”- sin entender que el cambio está en uno mismo. Claro, su imagen, su estilo, su “pilcha” invitan a ver qué hay atrás del personaje, como tantos otros.

 

Normal. Linda palabra, porque en definitiva es un adjetivo que califica según un supuesto promedio, parámetros pero siempre según de qué lugar esta visto. Y si entre los ejemplos ponemos “la Argentina” o “los Argentinos” seguramente costará mucho encuadrarlos en dicha definición si analizamos situaciones diarias o si simplemente repasamos lo que se vive por estos pagos, en tan solo 24 hs para no ser muy expansivos.

 

“Eu que hacés Ministro” fue el grito a la pasada, de alguien que podría estar trotando por el parque y se encuentra con un amigo del barrio. La escena, ocurrió en la Rural de Palermo, mientras el Ministro de defensa uruguayo junto al embajador del país vecino, recorrían los stands de la Rural. La curiosidad, es que quien emitió el saludo y fue a saludar, fue ni más ni menos que el presidente Lacalle Pou a su Ministro de defensa. Si ya se, es una rareza, pero la gente que vive con simplicidad, sin enfermedades políticas, sin especulaciones, sin la histeria colectiva que nos ha inculcado el sistema pseudodemocrático nacional, pone a esta simple escena, como una rareza. Una escena normal, un presidente normal, políticos normales. Los nuestros, no lo son.

 

La tribuna se viene abajo, hay gritos, cánticos, aplausos, silbidos pero los camperos, los del festejo, nace un “sapucai” a la pasada exultante. Se anuncia en la pista de jura, la presencia de Claudia Villarroel, Vicepresidente de los Argentinos. Se festeja, pero no solo por su figura o por lo que representa, se festeja, porque en medio de tanta patología, encontrar un acto “normal” es señal de que la “salud institucional” aún puede tener remedio. Lo normal en un país normal, en un territorio que vive, respira, factura, exporta, come y prácticamente existe por el campo, lo más natural sería que cualquiera de sus funcionarios, transiten libremente, paseen, se instalen y cada año, recorran la Rural con sus familias.

 

En este país, debemos festejar que vengan, porque quienes estuvieron muchos años contagiando el desastre, apostando a la destrucción, desmoralizando, destituyendo y arruniando el sistema social-democrático, siempre vieron al campo como un enemigo. Y a nadie, se le ocurre ir a visitar al enemigo. Por eso, vivimos de una política enferma, que enfermó gente que aún sigue enferma y creyendo que lo normal, es vivir de espaldas, al que te da de comer.

 

Es cierto, estamos enfermos y no caben de dudas de ello. Por eso, para mostrar que no lo somos, 48 horas antes de que el Presidente “venga simbólicamente al campo”, algunas entidades sacaron un comunicado exigiendo condiciones. Es parte de la enfermedad, exigir, cuando hay un país intentando salir de las ruinas y los quizás menos arruinados, reclaman antes de que el invitado, vaya a la casa de uno tus familiares, triste mirada.

 

En un rato el Presidente de la Nación Argentina, vendrá al acto inaugural de la Exposición Ganadera tal vez, más importante del mundo y se hace acá, se vive acá. Y si no, más allá del marketing, que alguien le pregunte dentro de unos días en Canadá a los jurados que durante 34 años recorrieron las muestras ganaderas más importantes, si lo dicho fue por quedar bien, o “saber que estaban viendo los mejores Angus del mundo” era real o puro verso. Claro, ya lo han dicho todos los que aquí estuvieron, tal vez sea real y tal vez lo normal, es que todos quieran verla.

 

Hoy por fin, escribamos un capítulo más normal, en un país tan roto, tan desgastado, tan pero tan “agrietado”. Ojalá sea el comienzo, pero todos sabemos que hay un camino, lleno de anormales intentando que no funcione porque el día que ello ocurra y que nos curemos, ellos no tendrán un “huésped” enfermo para contagiar. Política Argentina, un virus que enferma, contagia y mata, cuya única cura, es la fe de querer dejarla atrás.

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