Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Las miradas estaban puestas en “los anuncios” que podría traer Milei en sus bolsillos. Retenciones, impuesto país, dólar único, regulaciones, etc, es tan grande el listado, que con unos pocos títulos, todo parece color de rosas. Pero lo único cierto, es que hace 20-30 o más años, el campo Argentino produce y exporta, con “el freno de mano puesto”, esa es la definición exacta de cómo los diferentes gobiernos, se han encargado de entorpecer, llenar de requisitos, sumar burocracia y sobre todas las cosas, sacarle el “poder de fuego” al sector agroexportador, en base a impuestos y distorsiones.
Hay todavía dando vueltas una enorme facción ideológica, que sigue pensando que el campo, no genera valor agregado. Con un discurso oxidado, carente de realidad, desconocedor de todo lo que significa producir un grano de trigo hasta un kilo de carne, siguen insistiendo que el problema de la Argentina, es producir y exportar materia prima. Es la situación ideal? Quien sabe, pero plantearlo, es desconocer que somos un país sin infraestructura, sin trasporte, sin energía, sin capacidad industrial, sin ningún tipo de desarrollo, capaz de generar algo que a veces, ni los países más avanzados hacen.
En la misma línea de dicho planteo, es entender que realmente somos muy buenos en lo que hacemos, que es producir, que es avanzar con la mejor ganadería y genética del mundo, es sembrar y cosechar con la mayor experiencia de técnicos y productores, capaces de afrontar desafíos y un clima, que nos ha llevado a ser uno de los mayores productores en siembra directa del planeta, entonces, por qué no potenciarlo?
En un informe recientemente publicado, la Bolsa de Comercio de Rosario deja al desnudo, que en los últimos años, Brasil sigue creciendo en superficie y producción de soja, de trigo, de maíz, mientras que nosotros salvo en este último, estamos estancados hace años. Los motivos? Más allá del clima o de valores del mercado, comparativamente a nuestros competidores, debemos enfrentar retenciones a la venta, un tipo de cambio diferencial, una maraña burocrática única en el mundo para cargar desde un camión de granos a poder obtener una simple marca para la hacienda.
Acaso suena lógico que cada día tengamos menos stock de haciendas? Que consumamos menos carne? Que tengamos menos producción cuando el mundo necesita alimentos, cuando lo más preciado es la tierra y por estos pagos, es lo que sobra? No hace falta nada, absolutamente nada más que quienes se dedican a pensar, no lo hagan más, simplemente hagan silencio.
Aquí es todo, formularios, permisos, sellados, impuestos, secretarías, descuentos, recargos y derivaciones a caminos, promociones de esto, de aquello, etc, etc, etc. Crecer, depende solo y únicamente, del estado anímico, económico y de disposición al riesgo de un privado, el Estado, es el encargado de intentar que todo eso no avance.
Por eso el discurso del domingo y lo que viene haciendo el gobierno actual, es no anunciar absolutamente nada. No generar un crédito, no prometer un subsidio, no dar una colaboración, no estimular a ningún tipo de acción. Sin embargo, tiene la tarea más difícil de todas: tirar de la punta de un hilo, de una enorme “maraña” creada por años, pensada, ideada para impedir. Milei y su gobierno, se ha encargado de ir volteando una por una la infinidad de burocracias que hacen tan difícil la producción, como su crecimiento.
El campo, no necesita absolutamente nada para crecer, simplemente que se corran, que despejen el camino, que destruyan la maquinaria de hacerle más difícil todo, a un sector que debería crecer sin preocuparse a la hora de simplemente, querer salir de su campo con lo producido, tan sencillo como eso.
Fuimos, somos y seremos, un país que vive y respira campo. Ni reconocimientos, ni menciones, ni subsidios, el campo no necesita nada. Ni fábricas ni muchísimos menos el modelo en blanco y negro de la revolución industrial. Que se corran, el derrame y el crecimiento son simplemente, una consecuencia.
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