Ausencia de horizonte ético

Por José Luis Ibaldi - Mañnas de Campo

El libro “Sí, juro”, del historiador Eduardo Lazzari, haciendo una retrospectiva histórica de los 37 presidentes constitucionales de nuestro país, habla de Alberto Fernández como “el presidente que no fue presidente” y en el epílogo de su biografía subtitula: “Su dudoso legado para la historia”, al señalar las acciones posteriores a su relevo en la Casa Rosada, como su radicación en el extranjero y la premura en solicitar el cobro de la pensión de privilegio. Sin embargo, haberlo escrito y editado antes de las recientes y graves y vergonzosas acusaciones, deja para más adelante una actualización de sus escandalosas acciones y ahí sí, podría concluir con el párrafo en que señala la dificultad de “pensar que la historia le reserve un lugar amable en la consideración de la memoria de los argentinos”.

 

Desde que se instauró esta nueva etapa democrática -salvo contadas excepciones- llevamos 41 años de escándalos protagonizados desde la política. En vez de haber aprendido la lección, hemos elevado al poder a gente sin escrúpulo, corruptos, ladrones, golpeadores, violadores, degenerados, explotadores, mentirosos y fabuladores.

 

No obstante, las denuncias, los ciudadanos de a pie seguimos esperando justicia de una Justicia que mira para el otro lado. Son solo un puñado de “perejiles” o algún ministro o un vicepresidente que, ante las contundentes pruebas, fueron a dar con sus huesos a la cárcel, pero por poco tiempo, y de la que salieron como si nada. Alberto Fernández debería ser la gota que colme el vaso, para que la Justicia aplique lo que le solicita la democracia: ser absolutamente imparcial, para dar a cada uno lo que le corresponde, sin importar el poder, la situación social o el rango que tenga.

 

No da más seguir pensando que esta situación de decadencia moral se continúe alargando. Alguna vez señalé que un político paraguayo, Eligio Ayala, destacó que “para fabricar salchichas se requieren aptitudes especiales; para ser legislador o ministros el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad a veces estorban”.

 

En la política argentina e incluso en el pueblo hay ausencia de un horizonte ético. De allí que estamos como estamos.

Escribir comentario

Comentarios: 1
  • #1

    Raúl llull (lunes, 12 agosto 2024 08:22)

    Pensamiento más que razonable!!!lamentablemente!