Empleo rural, la gran problemática a enfrentar

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Ya está, la decisión está tomada y el teclado me lleva a meter el “palito” en el hormiguero y revolver un tema donde seguramente, lo mire quien lo mire y del lado que lo mire, lo asistirá la razón, acá no hay ni culpables, ni inocentes, no hay errados ni acertados, hay miradas y en esta, yo vengo a dar la mía. La verdadera, la enorme, no digo la única –porque hay varias problemáticas- pero sin dudas las causas que más limitan el sector agropecuario, es el empleo rural, sus vicisitudes y lo que constituye un verdadero fenómeno psico-social que al día de hoy, no tiene soluciones.

 

Hace apenas unos días atrás, un empleado más- y van…- decidió dejar el campo. Podemos debatir un día entero las cuestiones, los motivos, pero lo cierto que tras un año de compartir labores, ni siquiera fue capaz de quejarse en alguna ocasión, dar motivos previos de algún tipo de molestia, de la noche a la mañana y con varios beneficios encima que se le había otorgado, cargó familia y para terminar su partida bastante poco seria, se fue a trabajar con un vecino, cuestión al margen de la falta absoluta de códigos no del empleado, sino del empleador sin siquiera dar la cara a la hora de semejante poca ética, más aún siendo un cercano conocido.

 

Hoy vemos los videos del gran Pablito Echeberry, inventando todo tipo de cuestiones para que lo que según es el “ahorro de tiempo de trabajo” en el campo, en definitiva todas terminan siendo herramientas para poco a poco, no lidiar más con este tipo de cuestiones, simplificando el manejo, mecanizando eléctricos, bebidas, tranqueras, hasta jeringas telescópicas para no juntar la hacienda, mire como se lo mire, está claro que la búsqueda de soluciones, pasa más por lo unipersonal que por tomar empleados. Discutible? Seguramente, pero para muchos es un dolor de cabeza recurrente y sin soluciones, sino cuéntenme todos aquellos que hoy disponen de cámaras con internet para ver horarios de comida en los corrales, movimientos de los empleados, herramientas, etc, etc, todo buscando un seguimiento intensivo de todo lo que ocurre dentro del campo, entendiendo que sin la mirada del patrón, las cosas o no funcionan o funcionan mal, hay que decir las cosas como son.

 

Del otro lado estarán las mil razones, monetarias, de familia, de tipo de hogar disponible, de conectividad, de aislamiento, de un trabajo duro, de fines de semana o feriados laborales, de falta de horarios, de malos tratos, seguramente el listado es infinito, pero lo cierto es que en su gran mayoría, se dispone de una casa gratuita, de servicios sin cargo, donde tal vez horarios o condiciones son duras, pero no conozco albañiles que trabajen a resguardo y además su vista muchas veces, es un techo de concreto, aquí al menos, recreativamente, hay mucho más colorido que duros trabajos industriales o de la calle. El campo es difícil, pero difícil, es tomarse un tren y un colectivo para ir a laburar y después lo mismo, pero a la vuelta, eso es difícil, se los aseguro.

 

La ingrata sorpresa vino tras el anuncio de búsqueda de un empleado: no menos del 70% de los más de 100 que escribieron, todos tenían un trabajo, todos estaban con un empleo similar y en muchas ocasiones, con condiciones de pago y de trabajo, difícilmente de igualar, sin embargo, la respuesta era “y uno siempre quiere algo más”. Peor aún, muchos, trabajan en campos que conozco, con empleadores que conozco y en condiciones sinceramente, difícil de mejorar. Entonces el interrogante, es una cuestión social? Es un inconformismo constante? Se valora lo que se tiene? Interesan los valores, los códigos, el amparo que muchas veces se le da a la familia con hijos que hasta se los escolariza para que puedan mejorar? A primera vista, parece que no, pero insisto, es solo una mirada.

 

Ni siquiera quise extenderme hablando de conocimientos y capacitación, algo que tal vez en el rubro agricultura, directamente se deben contar con los dedos de una mano a la hora de poder emplear. Pero, lo cierto es que también a la hora de la capacitación, hay cada día más falencias, o de atención, o de interés o de aprendizaje. Muchos de los que vienen, no tienen ni conocimiento y ni siquiera lo disimulan con un “no se hacerlo, pero puedo aprender”. Nada, humildad, cero.

 

La crisis es total y la sangría, es cada día mayor. Seguramente constituye la más importante problemática del sector a la hora de seguir o no, con un establecimiento para adelante. El desafío tiene dos miradas y cada uno, sabrá cual es el verdadero motivo para inclinar la balanza.

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