Aceptar, el más profundo de los retos

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

El debate parece no tener final, unos y otros dicen lo que piensan y dan argumentos absolutos de que no existe una verdad diferente a la que sienten. Y puede ser, quien dice que no? Quién conoce la verdad absoluta? Lo cierto es que la vuelta del campo me trae con Lucca al volante y haciendo sus primeros pasos de este adolescente en crecimiento, siempre se prende a los comentarios con frases que te dejan pensando, “el extremo es una idea circular que generalmente no te lleva a ningún lado” me tira a la pasada, señalándome con el dedo una vizcacha que con las primeros minutos del anochecer cruza el camino. “Y cómo es eso hijo?” le pregunto sabiendo que no tiene idea, ni de agricultura, ni de siembra directa, ni de suelos sustentables, justamente el debate establecido en el chat en cuestión. “Mirá pa, cuando uno cree tener la verdad el círculo se cierra y la verdad siempre te asiste porque nadie puede romper el círculo, por lo tanto, jamás tendrás la convicción de tenerla porque quienes te escuchan, están encerrados en esa misma idea”. Caramba, no hay que ser Agrónomo, ni Agricultor, simplemente subirse al dron y mirar desde arriba.

 

En estos días mi vida transita en una suerte de “carne viva” donde todo es puesto a debate, donde todo lo transitado parece cuestionable, donde no existe más la verdad absoluta y de repente, la realidad se te cae encima, como una suerte de “rotura de cristal” todo lo que estaba acomodado en la estantería, va “a parar al diablo” y una suerte de caída sin final, parece adueñarse de las cosas, como en el debate de directa, convencional, regenerativa, cobertura y otros, nadie tiene la verdad, porque todo es dinámico, porque el círculo si se rompe, deja de serlo, queda abierto a cualquier tipo de idea, porque justamente son las circunstancias las que mandan, no hay verdad absoluta.

 

Estamos en un país que generalmente, va a contramano. Acá nada es aplicable, porque todo lo que aquí se hace, es nuevo en el mundo y no hablo de técnicas o de conocimientos, hablo de política y economía. El mundo no conoce retenciones en el extremo que aquí manejamos, en el mundo no es posible que el más poderoso factor de la economía, sea puesto una y otra vez de rodillas por el sector gobernante, no cabría en ninguna cabeza que tenga dos dedos de frente y sin embargo por acá, es materia corriente en cada gobierno. Por eso cualquier comparación, es absurda, sobre todo pensando por ejemplo en una ley de suelos, cuando los legisladores jamás piensan en el bien común o en la ciudadanía y mucho menos en el futuro, acá todo es visto desde la perspectiva de “te doy pero me das, te voto pero cedes, no doy quorum o lo que sea”, no hay una lógica, todo tiene un supuesto rédito político y así funciona, le guste a quien le guste.

 

Nadie puede estar a favor de las retenciones, un impuesto distorsivo, que apunta directamente al “alma del capital” en cuestión, pero sin embargo es tal la desigualdad de todo lo que ocurre en lo productivo, en lo impositivo, en lo que significa entender la matriz del interior, de los pueblos, de lo productivo, de lo laboral y de lo que se ha distorsionado absolutamente todo, que hoy se puede poner en juicio si las retenciones en definitiva, no terminan regulando las desigualdades. Por ejemplo, si mañana le sacamos las retenciones a un ganadero de Pergamino, que cosecha 3 mil kgs de soja, como impedimos que venga con sus vacas y pague 20 kilos más de lo que vale un campo en Chasico? La verdad, desconozco, no se la respuesta, pero se que en muchos casos hoy los campos en la zona, destrozaron su valor real, el productivo y ni que hablar de los arrendamientos.

 

La verdad absoluta no existe, “es un círculo” tal cual lo describió un adolescente de 15 años, justamente los dueños de las próximas decisiones en los futuros 20 años. El espejismo es creer que las cosas, la salud, el amor, el trabajo, la vida misma, está decida cuando un simple cambio de rumbo, parece patearlo todo y dejarlo a la deriva a simple vista. Por eso la única verdad, es la que cada uno necesita, en su campo, en su potrero, en su producción o en su vida, querer adueñarse de esa idea, es de necios, de arrogantes o de quienes creen que la libertad de decisiones debe ser dirigida.

 

Aceptar, aprender y soltar, tres de las palabras más difíciles que un ser humano, puede tener por delante.

Escribir comentario

Comentarios: 0