Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo
Buscando entre mis archivos una nota, tropiezo con un trabajo del querido y recordado amigo profesor Juan José Carrizo señalando que la paz es un valor cooperativo, a la vez que universal.
Destaca que “el anhelo de paz es genuinamente humano y se lo reconoce en todas las sociedades que los hombres han organizado en nuestro mundo, como un deseo vehemente, como un impulso enérgico de la voluntad, como una energía moral que hace posible la convivencia. La buena correspondencia de unos con otros como una disposición a convivir pacíficamente, debe presidir el funcionamiento de toda organización que las personas creen”.
En el cooperativismo como en toda otra organización, el valor de la paz es clave para desarrollar el trabajo creativo hecho entre muchas personas, porque se requiere serenidad y lucidez para llevar a cabo los objetivos buscados.
En la mayoría de las veces nos dejamos devorar por los abismos de lo personal. Alguna vez, el filósofo y escritor austríaco-israelí Martin Buber señaló: o pecamos por abuso del “tú” o del “yo”, sin comprender la verdad enorme de que nuestra existencia palpita con plenitud en el “entre”.
Traslado esto a lo que nos está pasando a los argentinos. Como decía el querido y también recordado doctor René Balestra: “Ni el felino carnicero del individualismo salvaje, ni el hormiguero despersonalizado de las concepciones totalitarias”. Nos vamos siempre por los extremos y creemos que un país se construye y se gobierna a los gritos e insultos o tomando universidades, o produciendo tumultos. Ni lo uno ni lo otro. Hay que dejar de lado las hormonas y poner en marcha las neuronas.
Un país desbastado, y no por una guerra, se debe levantar con diálogo sincero de todos los sectores. No existe suerte en la historia de los pueblos sin trabajo y compromiso, sin líderes y pueblos comprometidos con ellos. Hay que recuperar nuestra autoestima, fortalecer nuestras capacidades, sabernos útiles y comprometidos. Y, sobre todo, tal cual lo indica el profesor Carrizo en su trabajo y tomando palabras del obispo Jorge Eduardo Lozano: “La amistad social y la paz anhelada se construyen sobre la justicia y la equidad”.
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