El desafío de saber pedir

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Ya pasó, quedó atrás ese día que el almanaque marca el cambio de año, cuesta, es difícil, no hay en realidad un cambio más allá de la cabeza, esa que también en el fondo se “ilusiona” porque el “globo” dio otra vuelta a su eje y las cosas en el fondo parecen estar en el mismo sitio. Pero lo que no es posible, es que nosotros sigamos “estancados”.

 

Una y otra vez escuchamos la palabra retenciones, algo que a todos los que estamos relacionados con el sector agropecuario nos pone “los pelos de punta”, porque más allá de los números, del análisis, de la política o de la economía, la primera palabra que surge, es la de “injusticia”, esa es sin dudas la mayor sensación. Por qué el campo? Por qué no medir rentabilidad por sectores exportadores y aplicar allí este castigo, si en definitiva lo que hacen los distintos gobiernos es buscar ingresos sobre los que pueden dar un poco más? Tal vez, en esta última frase esté encerrado el secreto… “dar un poco más”.

 

Sector por sector habría mucho para decir, para estudiar, para debatir, sobre “a quién tiene debe tocarle” dar un mano. Lo cierto es que la sensación de injusticia, no es azarosa, no ocurre por la clásica costumbre del sector –visto desde afuera- de ser afecto “al llanto” a la hora de los reclamos.

 

Y si no, es fácil, es cuestión de mirar años 23-24 – por poner dos en cualquier serie – y entender que no menos del  70% del sector, estuvo jaqueado por el clima, con sequías históricas, con calores devastadores, con heladas récord, con plagas como chicharritas y otros, con incendios, con magros rindes, con mortandad de animales, con liquidación de haciendas, etc, etc, etc. Lo primero que surge es preguntarse: existe algún otro sector exportador que tenga la incertidumbre “clima” en su variable económico-financiera? Practicamente ninguno.

 

Es cierto que el campo comparte a la hora de los valores, la otra variable no manejable, el mercado. Y claro, seguimos sumando, ya que a la famosa “Niña” le siguió un mercado derrumbado en precios de soja, el cultivo supuestamente más pujante y en el cual algunos gobiernos siempre han tenido la suerte de “cosechar” rindes y valores, con series históricas donde ni siquiera fueron capaces no solo de no levantarle “la pata” de la cabeza al sector, sino que además jamás le devolvieron un centavo en obras, basta ver que aún se sufre la misma crisis de infraestructura de traslado de granos, que hace 50 años, realmente imperdonable. Y la cosa siguió, guerra en Rusia, crisis del trigo, Brasil pujante para que la ganadería siempre esté compitiendo en desventaja, maíz con chicharrita y el mercado para abajo, ni siquiera el factor “suerte” jugó a la hora de los precios.

 

Y claro, después la que sufrimos todos, un país constantemente en “quiebre económico” a la hora de impuestos, costos, insumos, tipo de cambio, inestabilidad, tasas de interés, timba financiera, y los “etecétera” que ustedes gusten sumar. Imposible para un sector que además, mete una semilla y unos 8-10 meses después, sabe a ciencia cierta si metió el pleno o se va a casa empeñado. Ni que hablar del que compró un ternero y dos años después, dependerá si en la sensación de la gente, la carne está cara o barata.

 

Por todo esto, existe un solo camino: eficiencia, eficiencia y eficiencia. Se acabó el negocio financiero, la pelea en toda la producción argentina no está más en la rentabilidad, sino justamente en el manejo de los costos. Y allí claramente, el que especula pierde, el que “timbea” pierde, el que no está dispuesto a trabajar sacando punta con el lápiz pero de mangas “arremangadas”, se queda afuera.

 

No hay más lugar para el llanto, las retenciones son las que están y seguirán estando, únicamente porque gobierne quien gobierne, “el gringo va a sembrar”. Porque no existe nada como la pasión ganadera, porque el trabajo del campo, es parte del campo y es uno de los únicos sectores –más allá de los nuevos empresarios, los grandes pooles, los nuevos jugadores- que pase lo que pase, seguirán haciendo lo que más saben hacer y eso, es el mayor motivo de “condena” por el cual, no hay otro sector que pueda ocupar su lugar a la hora de sacar este país adelante. Y no hay víctimas ni comparaciones, es así de sencillo, el campo es el camino y mientras tanto, el cambio está en saber pedir, no solo por retenciones y su baja, sino cuáles son sus necesidades a la hora, de seguir empujando.

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