Caminando por Río de los Sauces

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Es muy temprano. Salí a caminar rumbo al río rodeado de un escenario que combina lo natural, obra de Dios, con lo que es producto del trabajo del hombre. Recorro los senderos y calles desde hace mucho, pero siempre hay una nota distinta que ayuda a pensar en la creación. La de Dios y la de los hombres.

 

La diafanidad del día hace resaltar aún más los colores y a medida que me introduzco en el bajo, por donde pasa un arroyuelo, cubierto de vegetación, el olor de sus diferentes flores impregna el aire.

 

En el camino, me cruzo con algunos turistas y lugareños que han madrugado, nos saludamos sin conocernos, como es costumbre aquí, en Río de los Sauces, provincia de Córdoba. Algunos ya portan bolsitas con criollitos calentitos, recién salidos del horno de la panadería que abre sus puertas a las 6,30 horas.

 

Sigo caminando y salgo del sendero para ascender una de las lomas, que no son más que estribaciones del cordón de las Sierras de Comechingones que se levantan a pocos kilómetros de este lugar y que terminan de enmarcar el paisaje que se puede observar hacia el Oeste. Hacia el Este, se ve como el declive se une con una extensa llanura, no exenta de lomadas y cubierta de sembradíos de maíz y soja.

 

En el sector occidental del pueblo aun es posible tomar contacto con una línea de pircas, que otrora fue el límite de la vecina estancia “Los Cocos”. La pirca es un muro de construcción rústica y baja altura, realizado con piedras sin labrar calzadas sin el uso de mortero. Este tipo de construcciones proviene de las culturas preincaicas.

 

Los pasos me llevan hasta el río homónimo que le da el nombre a este poblado de no más de 2.000 almas, que es una las localidades más antiguas del Valle de Calamuchita. Sus aguas mansas avanzan sin prisa por el cauce, aunque éste se puede transformar en poco tiempo en un río torrentoso cuando llueve en las nacientes o a lo largo de su recorrido. De cualquier manera, los locales y los visitantes pueden bañarse en sus aguas cristalinas, disfrutando de las playas naturales que se hallan en sus recodos o en los piletones que conforma entre enormes piedras, o de los lugares asignados para hacer una buena parrillada.

 

El pueblo de Río de los Sauces fue conocido como “Li-Sien” por los primeros pobladores de esta zona, que significa “entre árboles”, una característica que aún conserva y distingue, por la inmensa cantidad de sauces y de otras especies que jalonan el paso del río y sus alrededores.

 

Basta con ser buen observador para encontrar vestigios de la cultura comechingona, como morteros realizados en la roca.

 

El pueblo posee las calles de tierra. Sin embargo, la avenida de entrada está asfaltada y en poco tiempo más se podrá disfrutar de la totalidad de la ruta de acceso asfaltada desde la Autovía Río Cuarto – Córdoba, a la altura de la localidad de Elena.

 

El recorrido de esta mañana me lleva finalmente a un lugar obligado: la capilla “Nuestro Señor de la Buena Muerte”, construida en 1887, que representa un valioso testimonio arquitectónico del pasado colonial.

 

Espero haber logrado que ustedes, a través de la magia de la radio, puedan haber “paseado” en su imaginación por este pueblo cordobés, llamado Río de los Sauces…

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