El futuro está en venta

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Las charlas siempre se repiten, una y otra vez por diferentes cuestiones el tema es recurrente y mientras las preocupaciones generales en un país que intenta “hacer pie” en mil cuestiones, cosas importantes suceden, muchas irreversibles y afectan al sector agropecuario y peor aún, atentan contra su futuro inmediato.

 

“En esa zona se vendieron 4-5 campos en un año” me señala un amigo mientras me cuenta que compraron un campo en la sierras, por poner un solo ejemplo de algo que se repite en muchas regiones, donde tarde o temprano hay muchas empresas que cierran, en gran parte, por falta de una continuidad o sucesión familiar que se dedique al negocio. Si, mientras muchos hablan de la sequía, de las políticas, del mercado o de mil motivos a la hora de entender la venta, el porcentaje de “sin continuidad” suele ganar por escándalo.

 

Qué tiene de nuevo esto? Nada, lo hemos mencionado en otras ocasiones, pero la mirada que preocupa es la de “adelante” porque no hay nada que se haga o que se esté haciendo, y dudo muchísimo -por los próximos años- “que se vaya a hacer”.

 

Entonces…cómo hacer que un joven se dedique a un negocio del cuál vivimos renegando? Cómo logramos atrapar a alguien mientras nos escuchan una y otra vez explicar que es el único sector que tributa impuestos que el resto no? Cómo enamorar a alguien si en muchas ocasiones quienes dedican su vida a esto, justamente dejan su vida, sin feriados, sin descansos –no es el único sector- pero sin dudas la falta de poder delegar o ausentarse en simples vacaciones, son muchas veces una enorme limitante para las “libertades”, algo que los más jóvenes hoy, no están dispuestos a renunciar –y lo bien que hacen- de ninguna manera.

 

Las limitaciones son ya muy trilladas, más allá de que el amigo Elon Musk logró lo que mil gobiernos jamás movieron un dedo por hacer: comunicar el campo y esa tal vez, es una de las luces de esperanza a la hora de “detener” el éxodo de los más jóvenes. Por el resto nada. Los pueblos y parajes –salvo algunos con proyectos puntuales- van desapareciendo y no existen propuestas atractivas para atraparlos. Son pocas las escuelas preparadas y que  promocionen los trabajos tecnificados para el sector, más aún con escuelitas rurales en lógica extinción ,  y muchos padres –tanto propietarios como empleados- entendiendo que la mejor opción educativa, solo está en las ciudades, el resto le guste a quien le guste, es dejar en desventaja educativa a tus hijos, respecto al resto, no hay mucho para discutir al respecto.

 

En estos días el sitio “Bichos de Campo” publicó una nota sobre las políticas en algunos lugares Europeos, para detener a los jóvenes en los campos y pueblos, presentando atractivos subsidios para que estos se queden, aprendan y se tecnifiquen, dejando claro que es un problema global, no solo de nuestras Pampas.

 

Dicho esto, urge generar propuestas de parte del sector para un fenómeno que no solo no se detiene, sino que a la vez, tiene a los más grandes en la disyuntiva a la hora de un negocio que presenta un enorme manejo de capital, con una rentabilidad desproporcionada al respecto y que salvo cuestiones puntuales de mercado y clima, difícilmente cambien en el corto plazo. El campo no es mejor ni peor que otros negocios, pero tiene un plus que la mayoría no: si no te “enamorás mínimamente de el”, es imposible llevarlo adelante.

 

Es cierto que hay mil batallas para dar, económicas, impositivas, productivas, de infraestructura, de políticas hacia el sector, de logística, de tecnología, etc, etc. Pero todas ellas carecen de sentido alguno si no “hay soldados para darla”, es decir, si no sembramos nuestros próximos futuros productores, difícilmente todo por lo que luchamos sirva para algo, más allá de un cartel de “Se Vende” en la tranquera de la entrada.

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