Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Hay otros aires dando vueltas y nadie lo duda, más allá de los que ven como los kioscos de siempre se van cerrando y los que han destrozado todo aún intentan dar clases de como arreglarlo, lo cierto es que hay una única realidad que no puede discutirse: inflación en caída, dólar controlado, final del déficit fiscal, apertura de algunas importaciones, quita de trabas, achique del estado, etc, etc, aunque “la diaria” a tan solo un año de mandato, no convenza a más de uno.
En esta semana la Mesa de Enlace se reunió con un pedido de audiencia que es un voto cantado: ponerle fin a las retenciones, esta “espada de Damocles” que se sobrelleva en silencio cuando los mercados empujan o cuando el clima tiene viento de cola, pero se cierne sobre varias cabezas, cuando ambos “están de nalgas” y quedan expuestos todos los números, los buenos y los malos porque aquí, también hay medias verdades, ese fenómeno llamado “timba agrícola” es muy abarcativo, arranca por números que a veces se pasan de ambiciosos, desnudan un sistema de arrendamientos que es directamente obsceno productivamente hablando, implica un paquete impositivo inviable y termina con las tan reconocidas retenciones, que son las mismas de siempre, pero que a veces se sobrellevan mejor y otras, se caen como un piano del décimo piso sobre la cabeza de quien produce.
Y más de lo mismo, por estos días se vieron “grandes empresas” entrar en default, donde hubo mucho componente financiero, especulativo, crediticio y cuando la economía deja todas esas cuestiones atrás, “lo productivo” queda al desnudo y con ello, el alto componente de “timba” de un sistema que traía años de jugar de la misma manera y que al caer todos los componentes que “lavaban deudas”, queda solo el capital a la hora de responder y claro, no todos están dispuestos a responder con el mismo, existiendo figuras de quebranto, cese de pagos, etc y que la dignidad, la honradez y la palabra, la busquen en otro lado, total, la justicia sabemos que no es justamente un gran aliado de los perdedores.
Por eso entre lo que escuchamos estos días, quedan resonando las palabras del titular de Coninagro, Lucas Magnano acerca de un tema que expusimos hace un tiempo y que en este contexto, es fundamental ponerlo a discusión, no para que no se eliminen las retenciones, pero si para que se cuiden, los sistemas productivos más endebles, los más pequeños, los de zonas más complejas, que puestas a competir en igualdad de condiciones, podrían quedar “fuera de juego” en un abrir y cerrar de ojos. Cuál es el planteo? Es posible borrar las retenciones de un plumazo? La libertad siempre es un bien preciado y su custodia es necesaria para que la misma, repentinamente puesta en marcha, no sea un “aluvión” que arrase con lo que “el freno” patológico de las mismas durante años, estaba deteniendo y desfigurando todo el sistema.
Diferencias productivas, son un factor lógico cuando entre suelos de máxima calidad, precipitaciones sin limitaciones y cosechas que hagan reales diferencias, son el “ancho de espada” que todo productor desea, por eso ese “sobrante inmediato” puesto a competir con ganaderías marginales, con agriculturas limitadas y con arrendamientos que no conocen números productivos y no cumplen su ley, podrían dejar a muchos “fuera de sistema”, en esa primera gran brecha que se daría ante una muy buena cosecha sin retenciones en zonas altamente productivas. Cómo competir si cualquiera de esas empresas, viene a zonas como las nuestras a derramar sus excedentes? Imposible, hoy mismo con mucho menos, los campos están totalmente fuera de precio a la hora de arrendar en carne o en trigo, entonces ante semejante empujón del mercado, cómo quedarían esos valores?
Carajo, la libertad es un bien preciado y que todos añoramos, pero en un país donde arrastramos más de 30 años de disturbios, desigualdades, desmanejos, burocracias, cargas impositivas desasociadas y un clima hecho un barrilete, el “desembarque” repentino, podría ser tan destructivo como las propias retenciones en sí.
Eliminar las retenciones es el mayor sueño de cualquier productor de la Argentina, pero estudiar minuciosamente sus consecuencias, sus alcances, sus factores limitantes asociados, es un deber de cada uno de los que hoy reclama por las mismas y serán los equipos económicos de las entidades, quienes tengan la mayor responsabilidad a la hora de desarmar un sistema que fue tan dañino que tal vez, terminó protegiendo a unos cuantos. “Ten cuidado con lo que deseas” dice un viejo proverbio Chino, que el reclamo tenga una sólida propuesta por detrás, para que sus beneficios a la hora del desarme, no sea solo para unos pocos.
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