Extraños por naturaleza

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Otro alerta y van, como una maldición la ciudad se debate una y otra vez contra las tormentas. Los vientos como si fuera algo normal, alcanzan rápidamente los 70-80 kms por hora y llegar a 100 no es algo tan loco, cuando cualquier ciudad hacia el norte de la provincia con una ráfaga apenas cercana a esos números, dejaría la ciudad dada vuelta. Aquí, todo está acostumbrado, claro, salvo que vengan los 190 kms del año pasado, o que caiga granizo con 115 kms por hora, así es “la Bahía”, el lugar donde cada tormenta, decide pegarse una “bajada” como quien da una vuelta y refresca eso de que alguna vez, la llamaron “la tierra del diablo” y otros sugieren que en realidad, fue la maldición de la mujer de un cacique.

 

Como fuera, el clima siempre hace de las suyas, aquí o allá, es Niña o Niño, pero cada vez su pronóstico, es más dificultoso, será por eso que el Ing Eduardo Sierra, hace años pregona que lo que hay que hablar es de “previsión climática”, algo más abarcativo, menos puntual, porque ya está visto que lo más preciso, directamente no existe, no hay radares ni mapas, capaces de advertirlos cuando los fenómenos son violentos, salvo huracanes, tornados y elementos más contundentes.

 

Y dentro de esta maraña, existe la producción agropecuaria, esa que debe decidir, prácticamente día tras día, que decisiones tomar, cuando fumigar, cuando fertilizar, cuando sembrar, cuando cosechar o cuando simplemente, echar las vacas al potrero. Porque lo que parece fácil, es un desafío diario, aquí lo programado, en pocos minutos desaparece.

 

En el Agro todo es imprevisible, se puede calcular la siembra, pero no siempre es posible. Se puede hasta pensar en la floración de un trigo, pero como en el último año, tan solo con una semana de diferencia de dicha floración, muchos trigos se cocinaron en Octubre con 38 grados, y aquellos que tenían esa semana de diferencia, se salvaron de la debacle, presentando una muy buena cosecha. Siete días, entre el fracaso y la gloria, para un soplete que en los últimos 20 años, llegó en Noviembre, claro no existe nada escrito, 100 años para atrás, como para poder predecirlo. Y así con la helada, porque el 11 de Noviembre, es la histórica y si ocurre, te quedás afuera. Así y todo, el sudoeste sigue siendo el líder en calidad de trigo, entonces, es zona triguera, al igual que el Sudeste, que este año en sus mejores lotes, no salió en la foto.

 

Y qué decir del ganadero, que vive forjando sus servicios para escaparle al verano, pero que no nazcan con la mosca o quien iba a decir, que un mijo que hace 15 días atrás estaba sufriendo con la sequía, recibió unos 30 milímetros y a las dos semanas intoxicó y mató terneros con nitratos, casi ni descripto el verdeo en la bibliografía y sin embargo existe, mata animales como un sorgo, como una vicia, como una alfalfa y como todo lo que hay que medir, cada vez que se come, así de finita es la cosa, sino pregúntenle a quien en dos meses, le cambió la napa de agua del molino y las vacas, ni se acercan a la bebida, por más que los 40 grados del ambiente, supuestamente deberían obligar a beberla.

 

Muchas veces me hace ruido cuando escucho teorías conspirativas, que los molinos de viento corren las tormentas, que con cañones esparcen las lluvias, que fue el Polo Petroquímico, que tal vez sea la antena de Elon Musk la que mirando satélites espante una nube. La gente no suele hacer el ejercicio más sencillo: mirar alrededor y ver la naturaleza cruda, no la implantada, ni eucaliptus, ni pinos, ni siquiera tamariscos, ninguno pertenece a estos pagos – ni siquiera vacas, caballos y ovejas-, quien crea que alguna vez llovió de corrido y de buena manera, estará mirando solo una leve línea en el tiempo, escondiendo todo lo que está alrededor, tosca casi en superficie, arbustos espinosos, animales de bajo consumo y una Ría salitrosa que solo atrae lo peor de las tormentas, en una zona donde todas las estaciones, se marcan una por una.

 

El clima fue, es y será una hoja en el viento, porque eso es el planeta, el mismo que hace cien mil años sigue cambiando y muchos creen aun que el  hombre, es lo más importante dentro de él, mientras que en un segundo sin demasiado esfuerzo, puede borrarnos de un plumazo. Cuando entendamos que solo somos una especie invasora y poco acostumbrada a lo que vemos, recién allí, podremos comenzar a vivir y sobre todo sobrevivir, en armonía.

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